El dios Hermes (nombre romano: Mercurio) era el antiguo dios griego del comercio, la riqueza, la suerte, la fertilidad, la ganadería, el sueño, el lenguaje, los ladrones y los viajes. Uno de los más inteligentes y traviesos de los dioses olímpicos, fue también su heraldo y mensajero.
El dios Hermes y su niñez.
El dios Hermes era hijo de Zeus y la ninfa Atlántide Maya. Cuando ella quedó embarazada se retiró a una caverna del monte Cilene en Arcadia. Allí dio a luz al dios Hermes, que desde muy temprana edad demostraría sus astucias y trampas. Después del parto, Maya Se volteó de espaldas para descansar, y mientras tanto el dios Hermes creció hasta hacerse adolescente y salió a caminar por los alrededores para ver que le deparaba el destino.
Destacado por su carácter pícaro y su búsqueda constante de diversión, Hermes era uno de los dioses más coloridos de la mitología griega.
El robo del dios Hermes al dios Apolo
En su primer paseo el recién nacido se encontró con el dios Apolo, quién cuidaba un hato de vacas. El dios Hermes se escondió para no ser visto y espero a que apolo se durmiera para robarle el ganado. Cuando el Dios cedió ante el sueño, el dios Hermes arreo las vacas, haciendo que caminara hacia atrás sobre las mismas huellas que habían dejado al llegar, para no dejar un nuevo rastro. Cuando llegaron a un claro, el dios Hermes fabricó unas herraduras con corteza de Roble y las amarró a las patas de las vacas para que no hicieran nuevas o ellas. Con ese ardid logró llevarse las hasta la cueva donde su madre lo había alumbrado.
Cuando el dios Apolo despertó y descubrió el robo de su ganado se puso Furioso y reunió a los sátiros para que buscará por todos los rincones hasta que encontrarán los animales. Los sátiros lo hicieron incansablemente, pero no lograron hallarlos. Cuando ya se habían dado por vencidos e iban de regreso donde su amo, pasaron casualmente por la cueva dónde habitaba el dios Hermes, y escucharon que de ella salía una música hermosísima.
Asombrados, decidieron ir a investigar quién tocaba tan bella melodía.
Cuando llegaron, la niñera de del dios Hermes, la ninfa Cilene, les dijo que quién tocaba era su amo, el joven Hermes, con un nuevo instrumento que se había inventado con el caparazón de una tortuga y las tripas de unas vacas como cuerdas.
Diosa atenea, diosa de la guerra y sabiduría
El juicio al dios Hermes
De inmediato los sátiros sospecharon del muchacho y corrieron a avisarle al dios Apolo sobre lo que habían visto y oído. El dios Apolo corrió a la cueva, y a pesar de que Maya defendió a su hijo argumentando que apenas era un niño, lo llevó ante Zeus para acusarlo del robo de sus vacas.
Al principio el dios Hermes trató de mentir, pero Zeus lo reprendió fuertemente y le obligó a decir la verdad. El muchacho confesó haber robado los animales. Zeus le exigió que los devolviera, pero Hermes dijo que no podía porque ya había matado dos. Zeus le pregunto entonces por el destino que había dado a los animales muertos, y el dios Hermes dijo que había dividido la carne en partes iguales para sacrificarla a los dioses, y usado las tripas para crear un nuevo instrumento.
Al verificar las ofrendas, Zeus encontró que faltaba una parte importante: El joven había mentido de nuevo. Sorprendido por su descaro, le ordenó devolver las vacas que quedaban vivas y resarcir el daño causado por la muerte de las otras dos, entregando el instrumento que acababa de inventar. Fue así como el dios Hermes, creador de la lira, tuvo que cedérsela al dios Apolo como compensación por el robo. Desde entonces, el dios Apolo comenzó a practicar constantemente, hasta convertirse en el mejor músico del Olimpo. Por eso la lira es el instrumento que lo representa.
El reconocimiento de Zeus al dios Hermes
En cuanto al dios Hermes, Zeus reconoció en el joven su astucia, habilidad e Ingenio, aunque sólo dijera la verdad por conveniencia propia. Por esto, el crónida decidió hacer de él el dios de los negocios y en especial del comercio, pero también de La retórica y de las frases de doble sentido.
Por su sigilo y rapidez, el dios Hermes llegó a ser el mensajero de los dioses. Cómo era el único que conocía todos los caminos del universo, incluso el que conducía al mundo subterráneo, fue encargado de guiar las almas al reino de Hades. Por esta misma razón, los antiguos griegos lo reconocieron como el patrón de Los viajeros. El dios Hermes siempre llevaba consigo una vara de olivo, rematada por dos alitas entrelazadas por dos serpientes, un sombrero redondo que lo resguardaba de la lluvia y sandalias aladas de oro que lo llevaban tan rápido como el viento de un lugar a otro.
Las aventuras del dios Hermes
Como mensajero y heraldo, el dios Hermes está involucrado en muchos episodios mitológicos. Tal vez lo más célebre fue el asesinato del monstruo de muchos ojos (algunos relatos dicen que de 100 ojos) Argos por orden de Zeus para liberar a Io. Hermes también liberó a Ares de su año de prisión en una caldera por los gigantes gemelos Otus y Efialtes. Uno de sus papeles regulares más famosos fue como líder de almas en el río Estigia en el inframundo, donde el barquero Caronte los llevaría al Hades.
Hermes también era conocido como una especie de embaucador, robando en un momento u otro el tridente de Poseidón, las flechas de Artemisa, y la faja de Afrodita.
Se le atribuyó la invención del fuego, los dados (y así era venerado por los jugadores en su calidad de dios de la suerte y la riqueza), los instrumentos musicales, en particular, la lira (hecha de una concha de tortuga) y el alfabeto. Famoso por sus habilidades diplomáticas, también era considerado el patrón de las lenguas y la retórica.
Los viajeros lo consideraban su patrón, y a menudo se veían pilares de piedra con un símbolo del falo a lo largo de los bordes de la carretera. El dios era considerado el patrón de la casa y la gente a menudo construía pequeñas estelas de mármol delante de sus puertas en su honor.
