Antiguo dios griego del fuego, la metalurgia y la artesanía, el dios Hefesto era el brillante herrero de los dioses olímpicos, para quienes creó magníficas casas, armaduras y artefactos ingeniosos, totalmente únicos, pero en sus inicios no contaba con los favores de su madre.
El nacimiento del dios Hefesto
Al igual que el Dios Ares, el dios Hefesto fue concebido por Zeus con su esposa la diosa Hera. Al nacer fue repudiado por a su aspecto desagradable: cómo el dios Hefesto nació feo y deforme, Hera lo lanzo del monte Olimpo. El recién nacido cayó en el mar y fue rescatado por las ninfas Testis y Eurínome. Ambas criarón al pequeño. Se dieron cuenta que mostraba interés en la forja, promovieron su vocación y le regalaron una Fragua dónde es el dios Hefesto podía realizar trabajos en varios metales.
Construiría su taller en el volcán de la isla (o en otros lugares del Monte Etna en Sicilia), donde vivía en una imperecedera casa de bronce brillante, donde creó sus obras maestras de metalurgia.
El reconocimiento al dios Hefesto
Un día, la diosa diosa Hera fue de visita donde Testis y vio que Lucía un hermoso broche sobre su vestido. A la diosa Hera Le encantó la joya y le pregunto dónde la había conseguido. Testis se asustó mucho y no supo qué decir, temía que la diosa Hera se disgustara al enterarse de que ellas habían rescatado al pequeño. De inmediato la diosa Hera descubrió que Testis intentaba mentir y la obligó a decirle la verdad. Así, tuvo que confesar que, con la ayuda de Eurínome, había salvado al bebé. Pero, contrario a lo que ellas pensaban, la diosa Hera se alegró de saber que era su hijo quien hacía tan hermosas joyas en metal, y sin pensarlo decidió llevarlo de nuevo al Olimpo. Allí le regaló el mejor taller con todas las herramientas indispensables para que pudiera seguir con su arte.
Desde entonces el dios Hefesto se convirtió en El Dios del fuego y de los herreros. En su taller elaboró armas, escudos, cascos, espadas y joyas para los dioses y algunos semidioses como Aquiles. También les proporcionó a los hombres herramientas básicas para que se defendiera, como la espada y las puntas de lanza. Gracias a los instrumentos que la diosa Atenea y el dios Hefesto les dieron a los hombres, estos pudieron realizar mejor sus labores y desarrollar grandes civilizaciones.
Los inventos del dios Hefesto
El dios Hefesto fue el primero en inventar algo parecido a los robots: Diseño unas ayudantes de metal para que lo auxiliará en sus arduas labores en el taller. También creo unos trípodes con ruedas de oro que se movilizaban por sí mismos alrededor del reino. Estos eran indispensables en las fiestas y banquetes de los dioses porque servían para sostener las vasijas, el fuego, etc.
Como ingenioso artesano, al dios Hefesto se le atribuye la fabricación del cetro y la égida de Zeus, el casco de Hermes, las puertas secretas de las habitaciones de Hera, e incluso la encantadora primera mujer, Pandora, a quien esculpió en arcilla. También fabricaba autómatas, doncellas de oro que hablaban y eran inteligentes, para sí mismo y Talos de bronce como regalo para el rey Minos de Creta.
El matrimonio del dios Hefesto
El dios Hefesto se casó con la diosa Afrodita. La unión improbable ocurrió como resultado de que Hefesto capturara a su madre la diosa Hera en las cadenas invisibles de un trono que él había construido, y la boda fue el precio de la liberación. La escena es muy popular en el arte griego y generalmente representa a Dioniso guiando a Hefesto, bajo la influencia del vino, de vuelta al Olimpo para liberar a la atrapada Hera, aunque la diosa Afrodita no estuvo de acuerdo.
Sin embargo, el matrimonio no iba a durar ya que Afrodita tenía numerosos asuntos, sobre todo con el dios Ares.
El dios Hefesto, informado por Helios, espió a los amantes y los capturó en una red invisible. Los hijos más notables de Hefesto en la mitología griega eran Erichthonios, el rey de Atenas, y Perifetos, que vivían cerca de Epidauro y que mataban a los extraños que pasaban con un garrote de hierro.
La traición y el valor del dios Hefesto
Cierta vez, la diosa Hera, Poseidón, Apolo y otros dioses del Olimpo, cansados de la conducta de Zeus, que no era sabía sino tiránica y engreída, decidieron derrocarlo. Una noche, mientras dormía, lo rodearon entre varios, lo ataron con cuerdas de cuero crudo e hicieron 100 nudos para que no pudiera soltarse. Además, pusieron el rayo y el trueno lejos de su alcance.
Mientras los dioses discutían quién podría ser el sucesor de Zeus, creyendo que lo habían vencido, la nereida Testis fue corriendo en busca de Briareo, uno de los Gigantes de cien brazos, para que ayudará a su señor. Briareo no tardó en llegar y, usando todos sus brazos, desató rápidamente al dios supremo. Zeus, enfurecido, castigo a la diosa Hera por haber sido la promotora de la conspiración.
El crónida colgó a su esposa del firmamento mediante dos argollas, una en cada mano, y ató sus pies a un yunque. A pesar de los gritos de dolor de la diosa Hera, ninguno de sus cómplices se atrevió a soltarla por temor a Zeus. Sin embargo, el dios Hefesto se llenó de valentía y liberó a su madre. En castigo, Zeus lo empujó de nuevo del monte Olimpo. Al caer, el dios Hefesto se rompió las dos piernas, y desde entonces camina con ayuda de unas muletas de oro que el mismo fabricó.
