La ultima hija del dios Cronos, la diosa Afrodita, hermana de Zeus, es catalogada como la diosa del amor, la más hermosa entre todas las diosas y mortales, se decía que su belleza era incomparable, al igual que su gran lujuria y deseo de amor.
La diosa Afrodita, La diosa del amor que nació de la espuma.
La diosa Afrodita conocida como la diosa del amor, como ya hemos dicho, nació de la espuma que se formó en el mar cuando cayeron los genitales de Cronos. Cuentan las leyendas que, recién nacida, navegó en una Concha hacia la isla Citera y después a un lugar llamado Patos, en Chipre. Cuando salió del mar y comenzó a caminar por la tierra, las hierbas y las flores iban creciendo por donde ella pisaba.
La diosa Afrodita era la diosa del amor romántico y del amor sexual, y personificaba la belleza física. La diosa más hermosa de todas las que existieron, era muy risueña y alegre. Siempre estaba presente en las charlas íntimas de las mujeres, detrás de las sonrisas, los engaños relacionados con el amor, todo lo que tuviera que ver con el placer y caricias también despertaba el lenguaje seductor de los enamorados.
La diosa Afrodita tenía un cinto de oro que hacía que todo se enamora sé de quién lo llevaba. Por lo general ella lo ceñía, pero en ocasiones se Lo prestaba a otras diosas.
Los amoríos de la diosa del amor
Aunque la diosa del amor se casó con Hefesto, dios del fuego y de los herreros, no lo quiso mucho. Realmente esa Unión fue más un arreglo de Zeus que un matrimonio por amor. De hecho, la diosa del amor mantuvo amoríos con otros dioses y hombres, y nunca le importó que los demás supieran que tenía amantes.
Se sabe que la diosa Afrodita fue madre de Eros, no el que ayudó en la creación del Universo, sino al que llamaron también Cupido. Cómo era tan enamoradiza, a ciencia cierta no se conoce quién fue padre. Unos dicen que fue Hermes; otros, qué Ares. Cupido era un niño bastante travieso que solía disparar al azar flechas muy afiladas, sin respetar edad o rango; estas hacían que el corazón de quien la recibía se incendiara de amor. Causó muchos problemas a los dioses porque se equivocaba y flecha va a los que no debía enamorarse.
Entre todos los amantes que tuvo la diosa del amor Afrodita, uno fue siempre su preferido: Ares, el dios de la guerra. Para nadie era un secreto que era amantes.
Helios y la verdad de la diosa del amor
Un día el dios Helios, el conductor del carro del sol, vio acostados a la diosa afrodita junto a al dios Ares, cuando salía temprano como cualquier otro día a llevar el gran Astro Rey. Inmediatamente fue a dónde Hefesto y le avisó. Hefesto, ya harto de la infidelidad y los oprobios, decidió planear la manera de atrapar los infraganti.Deprisa, Hefesto se dirigió a su Fragua y fabricó unos Hilos de bronce muy delgados, tanto que casi no se veía. Cuando estuvieron listos, los agarro, se dirigió a la habitación de la diosa Afrodita y los puso cuidadosamente sobre la cama formando una red.
Luego fue dónde la diosa del amor y le dijo que había decidido tomarse unas vacaciones en la isla de Lemnos, su favorita, porque se encontraba muy cansado del trabajo en La Fragua. Obviamente nunca salió de viaje, todo era parte del plan para descubrir el adulterio de su esposa.
La venganza de Hefesto contra la diosa Afrodita
La diosa Afrodita le creyó, y espero a que Hefesto saliera del palacio para contarle a Ares que su marido se había marchado por unos días y que estaría sola. El dios de la guerra no tardó en reunirse con la bella diosa del amor. Una vez llegó al castillo corrieron a la habitación de la diosa del amor para deleitarse en sus amores. No mucho tiempo pasó cuando de repente los hilos de bronce cayeron sobre sus cuerpos desnudos, atrapando los y dejando los inmovilizados.
Hefesto regreso al palacio y efectivamente encontró a la diosa Afrodita y al dios Ares desnudos en su cama y presos por la red de bronce. Inmediatamente llamó a los demás dioses para que vieran el espectáculo y avergonzaran a los infieles. Las diosas decidieron no presenciar el incidente por pudor y respeto. Sin embargo, Poseidon, Hermes y Apolo no tardaron en llegar para burlarse de lo que veían. Hefesto estaba furioso y le reclamaba a Zeus que le devolviera todos los presentes que él le había dado como dote por la diosa del amor Afrodita. Zeus no sabía qué hacer. Mientras tanto, los amantes eran víctimas de las burlas y las risas de los demás dioses.
Finalmente, a instancias de Poseidón, Hefesto los desató y permitió que se fueran. El dios Ares y la diosa Afrodita huyeron. Él se dirigió a Tracia y ella se escondió primero en Chipre y luego en Pafos, donde tenía un bosque y un altar. Ambos se ocultaron el tiempo suficiente para que las habladurías pasaran, y sólo volvieron al Olimpo cuando las cosas se habían calmado. Zeus no los castigo porque consideró suficiente escarmiento la vergüenza ya sufrida.
A pesar del escándalo que habían protagonizado, Ares y la diosa del amor Afrodita no dejaron de ser amantes, a pesar de sus amoríos.